7/6/11

El río se cobra su cuota de vidas


En poco más de dos semanas, la dársena del Guadalquivir se ha cobrado dos víctimas por ahogamiento, un tipo de muerte que se repite año tras año en cuanto las temperaturas inician el incremento que impone la cercanía del verano. La última de las víctimas ha sido un hombre de 76 años, cuyo cadáver fue encontrado el pasado sábado, al filo de las nueve de la noche, junto a un embarcadero próximo al puente de la Barqueta.

Las estadísticas son tozudas y no hay año en que no se se produzcan sucesos del mismo tipo, las más de las veces protagonizados por jóvenes que, haciendo caso omiso de las recomendaciones, toman el río como piscina y acaban atrapados por sus traidoras aguas. Aunque también habría que decir por su traidor fondo, pues ocurre con frecuencia que los bañistas quedan atrapados por el limo que cubre el antiguo cauce histórico del río.

Algo parecido le ocurrió el pasado 27 de mayo a un joven magrebí de 26 años, que se tiró al río para bañarse en las proximidades del puente del Alamillo y nunca salió a flote.

El problema, afirman fuentes conocedoras del caso, está en que la única manera de controlar la existencia de estos bañistas sería mediante una patrulla desde el propio río, dada su extensión y el hecho de que las dos orillas son habitualmente utilizadas como zona de baño, cuando no son los puentes, incluso los más céntricos, como el de Los Remedios, los utilizados como improvisados trampolines.

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