Cuatro coches quemados en la madrugada del jueves al viernes elevan a quince los vehículos calcinados —14 coches y una motocicleta— en el plazo de tres meses en el barrio del Juncal, que padece esta oleada de vandalismo nocturno que está provocando una sensación de gran inseguridad en el barrio, sin que el Ayuntamiento o la Policía Local hayan tomado cartas en el asunto, según los vecinos.
Uno de ellos, Borja Rodríguez Espínola, propietario de uno de los vehículos siniestrados en la madrugada, decía consternado a ABC que aún no tiene pagado el coche y que el seguro no cubre los actos vandálicos, a la vez que denunciaba la situación que se vive en este barrio, otrora tranquilo, en el que viven estudiantes y personas mayores. Rodríguez Espínola detallaba que la quema de coches se produce siempre en la misma zona entre dos y tres calles del barrio —Nalón, Ramón y Cajal antes de llegar a Hytasa y una plazoleta— y que podrían deberse a «chavales que pasan tras volver de la discoteca», o como dijo en su día otro vecino afectado «gamberros que vienen de vuelta de la botellona en dirección al Cerro del Águila»
Al hilo, Borja Rodríguez también se refirió a los daños que con cada coche calcinado sufren los árboles y las persianas de viviendas aledañas, como ya denunciaron los vecinos el pasado 23 de enero, que hablaron de cierres de aluminio de balcones destrozados e incluso de casas que habían tenido que ser pintadas tras el efecto de las llamas y el humo.
Rodríguez Espínola también aseguró que, ante la situación, se está barajando la posibilidad de que los vecinos hagan patrullas por la noche y se constituya una intercomunidad para contratar seguridad, ya que no llegan refuerzos policiales, puesto que, cuando comenzaron a quemar coches, se les dijo que no se necesitaban porque se trataba de actos esporádicos. También a los vecinos se les ha asegurado que de vez en cuando ha ido Policía Secreta, un extremo que no acaban de creer.
En cualquier caso, se da la circunstancia de que en los últimos casos de coches quemados los vándalos han elegido comenzar por el motor, quedando los vehículos completamente inutilizados. En los anteriores se sospechaba que usaban papel higiénico rociado con gasolina que metían por el tubo de escape y en otros que quemaban primero una rueda y avivaban las llamas con pastillas para barbacoa.
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